Por Miguel Ángel Isidro
Este 11 de agosto, el cantautor, guitarrista y productor argentino Gustavo Adrián Cerati habría celebrado su cumpleaños número 60. El 15 de mayo de 2010, el líder de la emblemática banda Soda Stereo fue internado por lo que parecía ser un cuadro de descompensación, poco después de concluir un concierto en un recinto universitario de Caracas, Venezuela. Tres días después, se confirmó que en realidad Cerati había sido víctima de un accidente cardiovascular isquémico con afasia de expresión, de acuerdo con el diagnóstico del neurólogo Vladimir Fuenmayor.
Tras una intervención de emergencia para tratar de contener la severa inflamación cerebral que enfrentaba, los facultativos emitieron una sentencia fatal: “Gustavo no volverá a ser el mismo”.
Finalmente, Gustavo Cerati emigró de este mundo el 4 de septiembre de 2014, tras haber permanecido 4 años en coma. Sin embargo, su legado musical marcó a toda una generación a lo largo y ancho de América Latina.
De 1982 a 1997, al lado del baterista Charly Alberti y el bajista Héctor “Zeta” Bosio, desplegó una brillante trayectoria musical al frente de Soda Stereo, cuya música catapultó de manera vigorosa el movimiento del rock en español, llevándolo a estados de virtuosidad y madurez memorables.
Escucha: Cuando pase el temblor
Aunque el movimiento del llamado “Rock en Tu Idioma” fue un mero invento mercadológico de los ejecutivos de una disquera mexicana para tratar de comercializar la música de un amplio catálogo de bandas latinoamericanas que difícilmente se podrían clasificar en un solo género, lo cierto es que la creciente difusión de estos artistas permitió -al cabo de un tiempo- diferenciar con claridad cuáles de ellos eran meros productos de temporada y cuáles otros podían alcanzar una más amplia trascendencia y proyección verdaderamente internacional.
No me considero un purista, pero lo cierto es que con el pretexto de abrevar de la cultura popular, muchos grupos y artistas del rock latinoamericano de las tres últimas décadas abusaron a sobremanera del consabido recurso de la fusión musical para terminar ofreciendo burdas versiones “rudas” de cumbias, vallenatos, polkas y toda suerte de géneros vernáculos, que por supuesto no son expresiones menores, pero que muchas veces terminan sustrayendo cierta parte de la esencia de aquello que José Agustín definió en su momento como “La Nueva Música Clásica”.
El rock puede ser irreverente y divertido, pero también contestatario, crítico y al mismo tiempo, altamente poético, y enfocarse a una búsqueda constante de innovación.
En particular, he notado un rasgo distintivo en los fans de Soda Stereo y de la carrera solista de Gustavo Cerati: son melómanos con un alto sentido de la apreciación estética de la música. No son fans aferrados que seguirán cualquier creación de su artista favorito por mera devoción (de hecho, hay opiniones divididas entre los seguidores de Soda acerca de discos como “Dynamo” o “Canción Animal”), pero también me he encontrado con la agradable sorpresa de que muchos de ellos han transitado sin mayor problema al consumo de otros géneros musicales como el world beat, el indie rock y la música electrónica.
Actualmente, la industria musical se encuentra en crisis: los formatos digitales han facilitado sin duda la difusión y venta del material en todos sus géneros, pero lamentablemente, la calidad artística de los productos musicales ha ido en una caída inversamente proporcional a la velocidad con la que evoluciona la tecnología. Muchas plataformas, sí, pero también demasiada basura musical merodeando las ondas sonoras…
Por ello, para varias generaciones de amantes del rock latino siempre será una bendición la posibilidad de revisitar el repertorio musical de Soda Stereo y de Gustavo Cerati como solista.
Definitivamente, piezas como “Nada Personal”, “Prófugos”, “Persiana Americana”, “Doble Vida”, “De música ligera”, “Puente” y “Cosas Imposibles” forman parte de nuestro imaginario musical colectivo. Habrá quienes puedan criticar una supuesta precariedad creativa en la lírica y estructura de las composiciones de Cerati; algún bloguero publicó hace tiempo un video donde supuestamente revelaba que Cerati habría “plagiado” fragmentos de varias canciones de The Police.
Por el contrario: veo en Cerati a un músico que nunca renunció a sus principios ni negó sus raíces. Y en efecto, su identificación con la música de The Police es tan profunda, que el mismísimo Andy Summers, guitarrista del popular trío alternó con Cerati con motivo de la grabación del single “Tráeme la noche”, incluido en el álbum “Outlandos D’America” (1998), en el que varios artistas latinos rindieron tributo a dicha banda ochentera.
Según se comenta, el propio Summers, deslumbrado por el talento de Gustavo, lo habría invitado un proyecto musical que contemplaría también al ex baterista de The Police, Stewart Copeland, invitación que Cerati declinó por estar en un momento complicado de su carrera, recién desintegrado Soda Stereo y con proyectos de solista en puerta.
Ésa y muchas razones son suficientes para enviar a Cerati un fraternal abrazo hacia el eterno éter que alberga su alma de cantautor y poeta.
En medio de la inmundicia musical y el acoso del reggaetón, el pop sintético y el narco corrido, siempre habrá un espacio para extrañarte y recordar tu música…
¡Hasta siempre, Cerati!