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Texto y galería: Pilar Márquez Vega

El día que me dieron la indicación de que podía trabajar desde casa tuve que utilizar el servicio de Uber para llevarme todo mi equipo de oficina, tardó varios minutos en enviarme un auto, la conductora era una chica de apenas unos 32 años, madre soltera y con un rostro lleno de angustia ya que me comentaba “no hay clientes que usen la aplicación, no hay gente en las calles, no estoy sacando ni siquiera para pagar la renta de este auto y lo voy a tener que entregar pero no sé de dónde voy a sacar dinero ahora”.

Como ese, miles de casos, algunos más preocupantes.

El privilegio de la cuarentena definitivamente es para unos cuantos. Sí, hay muchas personas en las calles. Antes de que te alteres y enojes porque no están siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias y asegures que son unos irresponsables, detente un momento a pensar en toda esa gente que como tú no tienen ese privilegio de protegerse de una pandemia dentro de sus hogares. Personas que si no salen a ganarse el pan del día simplemente no comen y no llevan de comer a sus casas.

Pensemos primero en los choferes de transporte público ¿sin ellos cómo llegarán las personas a sus centros de trabajo? Y es que, hay miles de empresas que no proporcionan la alternativa del trabajo en casa (o “home office”) y también hay quienes tienen que ausentarse de sus labores, pero sin goce de sueldo, porque aun con las indicaciones de nuestras autoridades del gobierno en muchas empresas no les han dado esa alternativa, hay personas a las que se les está dando la opción de ausentarse por la cuarentena pero sin goce de sueldo. Y hay, también, muchos que posiblemente pierdan su trabajo en caso de no presentarse.

Pero miremos aún más allá, afuera, en las calles, en todas esas personas que viven o sobreviven al día gracias a que tienen algún comercio en algún mercadito o plaza, en un tianguis o simplemente les pagan por día laborado, como en el caso de las trabajadoras del hogar. Claro que lo realmente consiente sería que los que cuentan con el servicio de empleadas en su casa les pagarán los días de cuarentena, aunque no se presenten, pero en muchos casos hasta las están despidiendo antes que arriesgar su economía.

Los choferes de los ricos esperan afuera de las grandes mansiones y ni pensar en irse a descansar ya que en caso de una emergencia, ¿quién llevará al hijo pequeño al doctor? ¿quién hará las compras? Alguien se tiene que arriesgar ¿no?

En los barrios pobres de México no se verán familias llenando los carritos del super para poder llevar víveres para al menos un mes, la mayoría no saben ni sabrán lo que es poder hacer eso. La gran mayoría no sabe lo que es pasarse los días de una aplicación a otra en su smartphone compartiendo infografías y vídeos sobre los cuidados para prevenir el contagio de Covid-19, viendo memes o simplemente quejándose en sus redes porque ya no soportan el encierro y aburrimiento.

Mientras tú sufres de tedio porque ya no sabes que elegir del catálogo de Netflix o al tomar cursos en línea, afuera hay muchas personas teniendo que seguir una rutina laboral porque tienen que atender las cajas de los supermercados para que puedas abastecerte, cocinar en los restaurantes en donde puedes pedir comida a domicilio para no tener que salir ni cocinar y que me dices de los repartidores, los comunicadores, del personal del sector salud que no se pueden dar el lujo de irse a su casa? Es un largo etcétera.

Los que tenemos el privilegio también tenemos una responsabilidad. Una que abarca, por ahora cuarentena obligatoria, no acaparar los bienes de primera necesidad, y si eres empresario puedes apoyar y proteger a tus empleados dejando que trabajen desde casa sin despedirlos ni descontarles ni un centavo.

Un comentario en «Cuarentena (El privilegio de algunos)»

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