
DE UN MUNDO RARO
En uno de sus acostumbrados “golpes mediáticos”, el pasado 4 de marzo, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) Santiago Nieto Castillo reveló -sin mencionar nombres- el desarrollo de una investigación que implicaría al jefe de oficina de un gobierno local, con el presunto desvío de recursos públicos del orden de 741 millones de pesos a cuentas bancarias en Suiza. Para mayor suspicacia, hizo referencia a dicho expediente como “Caso Primavera”.
Casi dos semanas después, a instancias de la presión mediática, Nieto Castillo reveló que dicha investigación va dirigida a la persona de José Manuel Sanz Rivera, Jefe de la Oficina del Gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo, aunque se negó a dar más detalles al respecto.
A dos meses de la peculiar filtración, hecha ni más ni menos que en una de las conferencias matutinas del presidente Andrés Manuel López Obrador, no queda claro cuál fue el objetivo de revelar públicamente y de manera parcial datos de una investigación en curso; si se trataba de alertar a los implicados; si se trataba de “darles un susto” o si se trató simplemente de un acto de imprudencia y protagonismo, de ésos mismos que han valido reproches del propio fiscal General de la República Alejandro Gertz Manero, quien ha criticado la ventilación de informes de la UIF, por constituir violaciones al debido proceso en indagatorias tan delicadas como aquellas que suponen el mal manejo de recursos públicos.
Independientemente a lo que resulte del “Caso Primavera”, la figura de Sanz Rivera es un componente controversial de ese extraño experimento que representa el gobierno de Morelos, encabezado por un popular ex futbolista con escasa escolaridad y total desconocimiento de la función pública: Cuauhtémoc Blanco Bravo.
Español de nacimiento y ciudadanizado mexicano, Sanz Rivera fue durante años el manejador y apoderado legal de “El Cuauh”, como conocen al gobernador de Morelos los aficionados al balonpié. Le acompañó como jefe de asesores en su paso por la alcaldía de Cuernavaca y ahora, merced a una serie de reformas legales pactadas con los partidos que impulsaron la candidatura de Cuauhtémoc Blanco a gobernador, José Manuel Sanz se desempeña como una suerte de “vice gobernador” que cubre las reiteradas y notorias ausencias del ex goleador de las Águilas del América.
El entorno político de Morelos es digno de un análisis por separado.
Se trata de una de las pocas entidades federativas que ha sido gobernada alternadamente por las que hasta 2018 eran las tres principales fuerzas políticas: el PRI, el PAN y el Partido de la Revolución Democrática (PRD); siendo éste último el instituto electoral que mayormente resintió el voto de castigo de los morelenses en la más reciente elección de gobernador, tras la desastrosa gestión de Graco Ramírez Garrido Abreu.
Bajo este contexto, la llegada al poder de Cuauhtémoc Blanco Bravo, postulado por una coalición conformada por Morena, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES), se interpretó como una respuesta de hartazgo ciudadano ante los malos resultados de los gobiernos “de la alternancia”. Asimismo, entre los ciudadanos prevalecía la idea de castigar a la clase política tradicional de la entidad, muchos de cuyos integrantes transitaron sin mayor decoro por distintos partidos políticos, de acuerdo a las conveniencias de sus respectivos grupos en los últimos tres sexenios.
Como es sabido, la incursión del ex futbolista Cuauhtémoc Blanco en el escenario político morelense se dió bajo circunstancias que se relacionan con la popularidad de un ídolo deportivo, la mezcla de conveniencias políticas y el entrecruzaniento de grupos de interés económico. En el gobierno de Morelos nunca queda claro dónde comienzan o terminan las políticas públicas, los negocios y el lucimiento personal.
Lo anterior ha quedado de manifiesto tras la revelación del “Caso Primavera”. Durante dos semanas, se especuló sobre la salida de José Manuel Sanz del gabinete estatal; el personaje mantuvo un bajo perfil, pero de repente reapareció, aprovechando de manera descarada la crisis desatada por la irrupción del COVID19, primero, haciendo una escueta declaración de prensa el 1 de abril, y unos días después, coordinando la entrega de despensas para las comunidades más afectadas por la pandemia.
El gobierno de Morelos se debate entre las prolongadas ausencias del gobernador – abundan las notas sobre su presencia en restaurantes de lujo de la Ciudad de México, clubes de golf, eventos deportivos y viajes de placer al extranjero en fechas previas a la declaración del coronavirus como pandemia-, la frivolidad e inoperancia de sus tres niveles de gobierno; en contraste con la depreciación de los niveles de vida de la población y la imparable violencia criminal que sigue azotando a distintos municipios, donde el tráfico de drogas y la extorsión-via “cobro de piso”- han sentado sus reales.
En reiteradas ocasiones, el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha reiterado su respaldo político a Cuauhtémoc Blanco. Desde tiempos de campaña, promovieron un spot televisivo en el que el ex futbolista alardeaba de su cercanía con el tabasqueño, llamándolo “Mi amigo el Peje” -literal- , e incluso el pasado 4 de abril, durante la visita a una instalación hospitalaria en Cuernavaca, el mandatario evadió dar declaraciones sobre el “Caso Primavera” y la figura de Sanz Rivera. En cambio, posó para la foto haciendo “machincuepas” para saludar al gobernador morelense chocando los pies, mientras El Ídolo de Tepito hacía el peculiar saludo “águila” que rubricaba sus goles en sus tiempos de gloria como futbolista.
En estos momentos, Morelos enfrenta una etapa crítica en torno al COVID19. Las autoridades se han ufanado en presumir que de encuentran listos para contener la expansión del coronavirus; en un video promocionado en medios electrónicos el gobernador presumió la operación de una moderna instalación ambulatoria para atender pacientes contagiados… aunque dicha infraestructura fue sólo montada para la grabación del mensaje en las instalaciones del Estadio Miraval, siendo desmantelada en cuanto concluyó la filmación.
El reporte de las autoridades locales de Morelos sobre el COVID19 hasta este 1 de Mayo es el siguiente: 368 casos confirmados, 44 decesos.
De los casos confirmados se reporta un 44% de pacientes hospitalizados; 29% en aislamiento, y un 15% de reportan como recuperados. La mortalidad de la enfermedad se mantiene en 12%.
No obstante, la contingencia ha comenzado a rebasar a las autoridades. Dos casos lo ejemplifican: la confirmación de 3 casos positivos en el Centro Comercial Adolfo López Mateos (el más grande del estado, ubicado en pleno centro de Cuernavaca), que obligó a los comerciantes a reorganizarse para mantener la actividad ante el pasmo de las autoridades, que sólo minimizaron los reportes. El segundo caso fue la lamentable muerte del periodista Miguel Ángel García Tapia, quien durante años fue reportero en los principales rotativos de la entidad (El Diario de Morelos, entre ellos), quien habría acudido a solicitar atención médica al hospital general “José G.Parres”, donde fue valorado como “no grave” y enviado a casa para aislamiento. Sin embargo, el comunicador falleció la madrugada del primero de mayo, horas después de que a través de las redes sociales, su hermano José Luis haya reprochado a las autoridades el soslayar el problema de la saturación hospitalaria en la entidad. “A mi hermano lo dejaron a su suerte”, aseveró.
Bajo este estado de cosas se vive en Morelos, una entidad que decidió castigar con su voto a una clase política indolente y corrupta, y que ahora paga caro el experimento de haber puesto en el gobierno “al que sea, menos a los mismos de siempre”.
Y aún falta saber si en los próximos días Santiago Nieto dará a conocer los resultados finales del “Caso Primavera”.
¿O fue otro el propósito de sus escandalosas declaraciones?
Twitter: @miguelisidro
SONDTRACK PARA LA LECTURA
-Guillermo Briseño y el Séptimo Aire (México)
“El Túnel 29”
-Wamazo (Cuernavaca, México)
“La Piñata”
Café Tacvba (México)
“El Tlatoani del Barrio”
Mano Negra (Francia)
“Santa Maradona”