Las trasnacionales energéticas no son hermanas de la caridad y aunque presuman dedicarse a las energías limpias, suelen ser muy sucias en México.

Pero la 4T tampoco es socialismo ni venezualización. El diferendo parece encaminarse a una renegociación que resulte en lo mismo, pero más barato.

Por Arturo Rodriguez García

Creador del proyecto Notas Sin Pauta. Es además, reportero en el Semanario Proceso; realiza cápsulas de opinión en Grupo Fórmula y es podcaster en Convoy Network. Autor de los libros NL. Los traficantes del poder (Oficio EdicionEs. 2009), El regreso autoritario del PRI (Grigalbo. 2015) y Ecos del 68 (Proceso Ediciones. 2018).

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