Por Mauricio Elías / https://www.econo-metrics.com

El debate sobre el sistema de pensiones vuelve a estar en el reflector después de que el Presidente de la República señalara hace unos días que el sistema de pensiones tiene que ser reformado ya que considera que el actual esquema afectará a los trabajadores que comiencen a jubilarse a partir de 2024-2025. La reforma al sistema de pensiones ya había sido propuesta por el Partido del Trabajo (PT) en abril de 2019, en la propuesta de ese instituto político se propuso eliminar a las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) para regresar al sistema solidario anterior.

Orígenes del Sistema de Ahorro para el Retiro 

El Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) fue creado en 1997 como respuesta a la gran presión presupuestaria que suponía tener un sistema solidario administrado por el IMSS que suponía que los trabajadores obtuvieran hasta el 75 por ciento de su último sueldo, en contraste con el 25 a 30 por ciento que se estima que obtendrán en promedio los trabajadores en México con el sistema actual[1].

Cabe recordar que México había pasado por una profunda crisis económica en 1995; para  1996 y 1997, la situación económica y social apenas comenzaba a estabilizarse, sin embargo, producto del derrumbe económico, la recaudación fiscal había caído de manera significativa aunado al reconocimiento de que en el mediano plazo, la dinámica de crecimiento poblacional representaba un reto adicional para las finanzas públicas del país,  si el sistema de pensiones solidario no hubiera sido reformado.

El entonces nuevo sistema propuso, en lugar de un gran fondo de pensiones solidario y administrado por el IMSS, una cuenta individual en la que cada trabajador, su patrón y el gobierno aportan el 6.5 por ciento del salario base de cotización más las aportaciones voluntarias que haga cada trabajador. La administración de los recursos se lleva a cabo por las Afores.

Un modelo importado de Chile

El modelo de pensiones de cotización individual administrado por entes privados está basado en el sistema chileno, que fue concebido en 1981en plena dictadura militar, planteó, en contraposición del resto del mundo, la individualización como respuesta a la presión presupuestaria que el gobierno de la junta militar enfrentaba.

En Chile, las Afores se llaman Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) y a casi 40 años de la creación del sistema ha comenzado a mostrar su lado negativo. Los economistas que formularon el modelo olvidaron dos importantes variables, la dinámica poblacional y la mayor esperanza de vida producto de un ingreso per capita más alto.

Algunos años después de haber sido implementada la reforma, ante la estructura del mercado laboral (formal e informal) y la evidencia de que muchas personas no permanecen empleadas el suficiente tiempo para recibir una pensión, en 2008, el gobierno de Chile establece una pensión financiada por el Estado para la población más vulnerable del país cuyo objetivo fundamental es la prevención de la pobreza en la tercera edad, política pública denominada Pilar Solidario[2]. A este sistema, que combina por un lado la capitalización de los aportes de cada trabajador y por el otro, la pensión financiada con recursos públicos, se le denominó sistema integrado de pensiones.

Sin embargo, en el estudio Pensions at a Glance 2019[3] de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) estima que el porcentaje del último sueldo percibido como pensión (tasa de remplazo neta)para trabajadores con sueldo promedio y con la totalidad de semanas cotizadas para Chile es de 37.3, porcentaje muy alejado al 70 por ciento que era la estimación al momento de reformar el sistema solidario, aún cuando la aportación de los trabajadores a su fondo de capitalización individual es igual al 10 por ciento del concepto equivalente al salario base de cotización en Chile.

Situación actual en México

Para el caso de México, el mismo estudio de la OCDE que analiza los sistemas de pensiones de los países miembros de este organismo y de los países del Grupo de los 20 (G20), se señala que la tasa de remplazo netaestimada para México es de 28.6 por ciento, muy por debajo del promedio de los países de la OCDE (58.6) y solo por encima de la de Sudáfrica (18.6).

Esta tasa de remplazo es producto de la baja aportación al sistema de cotización individual (6.5 por ciento del salario base de cotización) y de la estructura del mercado laboral del país, en donde la tasa de informalidad laboral al primer trimestre de 2020 es de 56 por ciento, es decir, solo el 44 por ciento de la población ocupada lo hace en el mercado formal.

La situación se vuelve aún más compleja cuando consideramos el envejecimiento natural de la población, fenómeno conocido como transición demográfica. Según proyecciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO), México se encuentra en una etapa conocida como “bono demográfico” que supone que la mayor parte de la población se encuentra en edad de trabajar (16-65 años).

Según estas proyecciones, en 2020 el 6.92 por ciento de la población total es mayor de 65 años (8.8 millones de personas considerando una población total de 127.2 millones), sin embargo, se estima que en 2051, la población mayor a 65 años representará el 15.90 por ciento de la población total (23.6 millones de personas considerando una población total de 148.3 millones).

Futura reforma

Para tratar de mejorar las pensiones y aumentar la cobertura pensionaria se necesita reformar el sistema atacando 4 problemas fundamentales:

  1. Aumento de la aportación individual obligatoria de los trabajadores que ya forman parte del sistema de afores. Algunos economistas estiman que la aportación debe pasar del actual 6.5 por ciento del salario base de cotización a por lo menos 12 por ciento para pasar de una tasa de reemplazo de 28.6 por ciento a una cercana a 60 por ciento;
  2. Generar mecanismos de ahorro para que trabajadores independientes y por cuenta propia se unan al sistema de afores. De esta manera, los fondos de pensiones crezcan y se generen más beneficios para los cotizantes. Con esto se lograría que que la cobertura pensionaria en el país aumente del nivel actual -65 por ciento-.
  3. Rediseñar el sistema de pensiones solidarias financiado por el gobierno federal para que el monto de las pensiones sea el equivalente a al menos dos salarios mínimos mensuales; y
  4. Aumentar la edad de jubilación para los cotizantes que participan en el sistema de afores: un aumento de 2 años en la edad de jubilación podría representar una tasa de remplazo aún mayor al 60 por ciento.
Notas

[1] Con información del sitio Dinero en Imagen: https://www.dineroenimagen.com/economia/los-grandes-retos-del-sistema-de-ahorro-para-el-retiro-21-anos-de-su-creacion/101083, consultado el 15 de junio de 2020.

[2] Tomado del sitio en internet de la Superintendencia de Pensiones de Chile en: https://www.spensiones.cl/portal/institucional/594/w3-propertyvalue-9899.html, consultada el 17 de junio de 2020.

[3] OECD (2019), Pensions at a Glance 2019: OECD and G20 Indicators, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/b6d3dcfc-en

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