sabaton
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POR: SERGIO ALBERTO CORTÉS RONQUILLO

Después de la indiscutible Nobel de literatura del 2015, la periodista Svetlana Alexiévich, quien marcó pauta por no ser una escritora de ficción; vino Bob Dylan, en el 2016, por “haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense”. 

El cantante y compositor todavía se resistió un poco antes de, por fin, recoger su premio. Esto marca una diferencia, pues él no es un artista literario enteramente, sino que se inclina hacia la música. Tomando ese mismo atrevimiento, a continuación, veremos si podemos analizar “literariamente” a un grupo que podríamos considerar muy lejano a este tipo de lares, pero si a Bob se le reconoce, ¿por qué a estos no?

Y vamos a hablar de metal, de ese género musical que los metaleros creemos que está subestimado porque nos gusta sentirnos especiales, pero que, la verdad, es como cualquier otro. En sí, otro género también “incomprendido” podría ser el reguetón. No estoy diciendo que sean lo mismo, para nada, sin embargo, no hay que sentirnos especiales sólo por gustar de unos buenos bajos, guitarrazos veloces, voces guturales y un par de teclados. 

Claro que hay quienes marcan pauta: veamos al ruso Pyotr Ilich Tchaikovsky. ¿Que no era metalero ese wey? Pero mire, si en su Obertura 1812 en la que celebra la resistencia rusa contra el ejército de Napoleón Bonaparte, en 1812, ¡usó cañones para la melodía! Ya después se usaron instrumentos con sonido similar en su reproducción, pero usar cañones… eso definitivamente es muy metal.

En otros lares europeos: Sabaton es una banda sueca de Power Metal (entre otros, porque ser metalero significa ser multifacético y, en sí, hay tantos géneros que incluso sin querer uno cae en este o en el otro). Varios integrantes han entrado y salido, sin embargo, los que han estado presentes todo el tiempo son el vocalista y tecladista Joakim Brodén, así como el bajista Pär Sundström. Los demás: batería y guitarra han ido cambiando. Incluso hubo un tiempo en el que Joakim sólo se dedicó a la voz. Ahora, aquí viene la pregunta, ¿qué tendría de interesante una banda más de metal que viene de un país escandinavo? Pues bien, tienen una grandiosa particularidad.

Lo interesante del metal es que, si uno le busca, puede encontrar unas joyas impresionantes: Haggard, por ejemplo, cuenta historias de fantasía con una mezcla de metal y sinfonía. Dimmy Borgir tiene un ritmo muy fuerte, black metal sinfónico: la parte orquestal no es una contraparte melódica al metal, que sí podría serlo en Haggard, sino que está incluida de tal forma en la melodía que, incluso siendo orquestal, tiene la fuerza del metal. 

El grupo que más se le parecería a Sabaton, pero que no es igual, es Amon Amarth, la banda de death metal melódico, sueca también, cuyo nombre viene del sindarin, del lenguaje inventado por Tolkien y significa “Monte del Destino”. Estos suecos narran baladas guerreras, canciones relacionadas a la mitología nórdica, vikingos, guerras. Sabaton, sin embargo, se centra en otra cosa…

Recordemos, antes de entrar de lleno, algunas características de la literatura (que por más debatibles que sean, algún parámetro habríamos de tomar tanto como los suecos del Nobel lo hacen). Según Harold Bloom, tenemos belleza literaria —o sea que se lea bonito— una enseñanza sobre la vida —o sea que aprendamos—, perdurabilidad —o sea que dure a lo largo del tiempo, que no se olvide—, y una característica muy personal: debe ser incómoda, no debe ser complaciente.

El toque único de Sabaton, a parte del poder de su ritmo, de la voz de Joaquim, y de la mezcla con toques sinfónicos y orquestales; es que sus canciones son sobre historia universal. Ahí radica su fortaleza, hablan de confrontaciones bélicas a lo largo del globo terráqueo, más centrados en Europa, obviamente, son de ahí, no se les culpa; es como si dijéramos que Panteón Rococó no es chido por no cantar de los problemas sociales de África. 

Estos suecos, entonces, llevan a cabo una investigación previa a sus canciones para luego volverlas una melodía de guerra. Imagínese usted lo que ha visto alguna vez en películas o series donde hay guerras, en especial guerras de antaño, antes de las armas de fuego: había canciones que hablaban del valor de uno o varios contendientes, de mujeres y hombres que dieron su vida o que lograron una hazaña insuperable, sobre terribles decisiones tomadas o cuestiones que causaron funestas consecuencias. Eso llevan a cabo los músicos de Sabaton, cuentan leyendas, la parte histórica mezclada con la parte del imaginario colectivo, pero en metal. No se enfocan en un bando, cantan de todos los bandos neutralmente, y justo eso es lo que les da su fuerza: no juzgan, cuentan con canciones.

Y como dicen, para muestra, un botón: Night witches, “Brujas de la noche”, que trata sobre un regimiento de bombardeo nocturno de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial conformado exclusivamente por mujeres, incluso afrontando la situación de que no eran bienvenidas en cuestiones de guerra. Ya sabe usted, “sólo por ser mujeres”. 

Attack of the dead men, “El ataque de los hombres muertos”, fue una batalla en la Primera Guerra Mundial en la fortaleza de Osowiec en la que una defensa de casi mil hombres rusos confrontó a más de once mil alemanes; los alemanes decidieron primero bombardear y lanzar armas químicas como gas cloro o ácido clorhídrico, y al creer que los rusos estaban acabados, comenzaron el ataque frontal con más de 7 mil hombres dirigiéndose a la fortaleza. Pero los rusos, casi sin máscaras de gas, con la piel literalmente quemándose y derritiéndose, se lanzaron a un ataque final cuerpo a cuerpo, y fue su apariencia “zombi” lo que les ganó ese mote en esa batalla. 

Uprising, “Alzamiento”, habla heroicamente sobre el alzamiento de Varsovia en 1944 durante la recta final de la Segunda Guerra Mundial. Sparta, trata sobre la batalla de las Termópilas. Wolfpack “Manada de lobos”, sobre el control de los mares por parte de los alemanes en el ataque a los aliados, en especial el Kriegsmarine Hecht, un grupo de submarinos que atacaban como, justamente, una manada de lobos.

La guerra no es agradable, y son más las consecuencias nefandas que deja; uno pensaría que el metal, al ser un estilo “agresivo y satánico”, realzaría las características “Honorables” de la misma; pero no. Sabaton juega con el imaginario colectivo que la historia va formando, sobre cómo la historia, la leyenda y el mito se van confundiendo en uno poco a poco; ellos solamente le ponen un ritmo, toman la investigación y el “mitote” generado alrededor de ciertos eventos históricos y lo vuelven una canción. Sus ritmos pueden ir desde lo heroico (Uprising), a lo desafortunado y terrible (The Price of a mile), la confrontación religiosa (Swedish pagans), historias particulares (The red Baron), o grupos sobresalientes (Resist and bite). 

No importa cuál sea: todas las canciones tienen un ritmo increíblemente poderoso, reflexivo, tonos que llenan de vigor y que pueden variar desde lo más enérgico a lo triste o desalentador. Un grupo que se merece mucho, porque nos da mucho y, sobre todo, muestra que el metal es muy flexible y puede lograr cosas verdaderamente memorables. 

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