
El realismo mágico es un género literario que se caracterizó por la exposición de factores mágicos o fantásticos para explicar la realidad. Básicamente, se podría explicar el comportamiento de la gente a partir de decir “si el llanto de la llorona se escucha lejos, entonces está cerca”. En este género, la ficción y la realidad (de la narrativa) están tan entremezclados que no hay forma de separarlas. Uno podría saber cuál es el factor de fantasía y cuál no, pero por el conocimiento que tiene de su propia realidad, no por que lo pueda deducir de la novela. Entonces, esas cosas que la gente cuenta, son de suma importancia. Un género hispanoamericano que no ha muerto, que tiene una gran exponente por el toque del mismo que le da a sus novelas, la mejor en su estilo, sin duda alguna.
Laura Restrepo es una autora colombiana que pudo dedicarse a la literatura por las facilidades económicas de su familia. Por suerte, ella no se decantó por hacer best-sellers sin calidad que escriben otros y usan la imagen comercial de un mentecato al que denominan “autor”. Cosa triste, esa práctica tan común hoy en día, que denigra y ridiculiza al autor en sí, a quien escribe en realidad. Restrepo lleva a cabo una investigación periodística rigurosa para sus novelas, y luego ella cubre los vacíos con la ficción. Por eso mismo es que son novelas, no notas periodísticas: ella pone parte de la magia. Digamos que lo suyo es la historia novelada.
Esta autora colombiana, entonces, nos regala textos ricos en información y con una narrativa sorprendente, y todos ellos difuminados con el realismo mágico.
“La isla de la pasión” trata, básicamente, de un militar de ascendencia francesa que sufre ciertos despropósitos en su carrera. Al inicio, el protagonista es ramón Arnaud, pero en realidad no es más que el telón para la heroína de esta novela: Alicia. El esposo de Alicia, entonces, es encomendado de vigilar una isla, Clippertown, porque es territorio mexicano y así lo quieren mantener. Esta isla tiene su antepasado pirata, y lo único que tiene de atractivo es el guano que pueden comerciar.
Como cualquier historia, curioso es que hay un evento que desencadena todo hacia un nudo complejo, si no, no hay atractivo. Cuando la familia mexicana llega a la isla, es justamente ese momento de quiebre. Todo parece ir muy bien para los habitantes de la isla, sobre todo porque a Arnaud le “encargó” la misión el mismísimo Porfirio Díaz. Curioso es que se llame la isla de la pasión lo que aísla al militar de lo que más lo apasiona: su presidente, su sentimiento nacionalista. Cuando la revolución mexicana comienza, él no se entera más que por noticias esporádicas que llegan del embarque que los resurte de material necesario para vivir. Esta embarcación, siempre llega tarde.
La familia crece en miembros en la isla, y los problemas principales son los de cualquier grupo humano. Eso hasta que llega un poderoso huracán que destruye y se lleva todo a su paso. Este es el momento de quiebre en la mala suerte de todos, desde aquí, la caída no es cuesta abajo, sino abismal. Poco a poco, los hombres comienzan a morir y las únicas sobrevivientes son las mujeres y sus hijos… al menos eso sería lo que uno consideraría ideal.
Uno de esos puntos más característicos de este tipo de narrativas es cuando la vida y la muerte se vuelven en una misma realidad. Al parecer, el buen autor del realismo mágico, o al menos el que lo conoce bien; tiene esta capacidad de unificar a vivos y muertos. Sólo hace falta recordar los muertos de Comala (que no es realismo mágico como tal, pero un antepasado plantea). Entonces, ambos estadios del hombre se juntan cantando, y no hay forma de saber quién es el vivo y quién es el muerto a menos que el autor lo diga.
Sin embargo, las de Restrepo no son “simples” novelas en el sentido de que sean narrativas ficticias enteramente. Ella conjunta la realidad y la fantasía de otra manera: llena el vacío que la Historia no le da con lo suyo. No podemos denigrar este trabajo (por ejemplo, lo que hizo Fernando del Paso con “Noticias del Imperio”) sólo porque consideramos vacuo que el autor decida llenar lo que considera como un vacío con su imaginación propia. A fin de cuentas, al ser ellos expertos en el tema pues lo han investigado lo suficiente, no hay nadie con más autoridad para cubrir esas zonas grises.
Además, hay otro factor por acentuar en las novelas de esta autora en general: sus protagonistas. Si bien, en esta novela tiene a un protagonista hombre, la heroína es Alicia. Las mujeres siempre son las heroínas, quienes toman la batuta, el poder de decisión, quienes deciden el curso de la historia. Alicia no solamente sobrevive en la isla, sino que gracias a ella, las demás toman cursos de acción y sus hijos sobreviven. Es un acento feminista que es necesario, válido y poético en las novelas de Laura Restrepo. Ella logra desafiar, pero al mismo tiempo denunciar y volverlo todo un canto heroico, y eso es remarcable en sus novelas. Ya sea a quien arrastraron a una isla, una prostituta, la muerta de un crimen atroz: hay poesía y orgullo en sus letras.
Restrepo logra hace runa mezcla entre lo real y la ficción que uno no puede identificar dónde termina una y dónde empieza el otro. Como todo en ella, este libro también está maravillosamente escrito a tal nivel que esta confusión entre los vivos y los muertos parece tan natural como un día cualquiera y uno no sabe qué es qué de no ser porque ella nos lo indica. Este es un gran libro a nivel de toda su narrativa y de la literatura en general, Restrepo pone la vara tan en alto, que resulta insuperable en su género.