
Tragicomedia mexicana / Por: Anuar Badillo Jonguitud
Siempre he pensado, y lo creo fervientemente, (porque las columnas siempre se escriben motu propio y a título personal), que los gobiernos progresistas y socialdemócratas, más que redistribuir el ingreso, deben buscar la forma mas eficiente de reutilizar los recursos públicos, sin que esto tampoco se devenga el detrimento de los beneficios sociales que el estado proporciona a sus ciudadanos y habitantes. Uno de estos debe ser la generación de la electricidad, la cual hoy más que nunca debe ser prioritaria en los objetivos de cualquier gobierno a nivel mundial dado el acelerado e inexorable cambio climático.
Existen varios factores que deberían ser importantes para cambiar el modo en que debe ser más eficiente la generación de recursos eléctricos en el país, como sociales, económicos y como ya hemos mencionado antes, ecológicos, por no decir que de supervivencia humana; ahora una breve descripción de los beneficios de cambiar de manera ipsofacta a energía más amigable.
Primero, siempre al mercado en general, a los consumidores, les será más conveniente comprar electricidad a precios más competitivos. Mientras que un megawatt de energía eléctrica a la CFE con combustibles fósiles le cuesta cerca de 9 dólares, a los privados que la generan con energías renovables generalmente les cuesta una quinta parte de eso. Podríamos vender la energía a una tercera o cuarta parte de los que cuesta hoy en día: una kilowatt de energía hoy en su recibo cuesta 3.134 pesos mexicanos (así establecía mi recibo de Febrero 2022 – Marzo 2022), unos 15 centavos de dólar, pero podría usted estar pagando solamente entre 75 centavos y un peso por kilowatt. (Recordemos que además del costo de producción usted también paga en su recibo el costo de transmisión de la energía eléctrica, el DAP [Derecho de Alumbrado Público], IVA, etc.). Esto beneficiaría sobretodo a la industria y servicios en general, puesto que solo la electricidad para consumo en hogares está subsidiada por el gobierno, por lo que las empresas pagan completa su factura de luz, mientras que en casa tenemos una buena parte de aportación gubernamental.
Segundo, el subsidio federal al consumo de luz eléctrica en los hogares. Aunque es un beneficio a los ciudadanos de a pié que nuestra factura de luz sea solo una fracción de lo que cuesta, que generalmente es entre la mitad y una tercera parte, es un gasto enorme para el gobierno el mantener esos subsidios en los hogares. Aunque ciertamente esos subsidios son escalonados y están muy bien fragmentados no solamente por área geográfica o estado, sino también por escalafón social: tan específica es esta segmentación que hace CFE para determinar los subsidios que de una calle a otra puede cambiar el subsidio eléctrico, y de una colonia a otra ser de un porcentaje alto a una colonia sin subsidio. El gobierno federal tiene una partida especial para este subsidio, donde había autorizados para 2019 40 mil millones de pesos para este rubro, en 2020 48 mil millones de pesos, para 2021 la exhorbitante cantidad de 70 mil millones de pesos y para este año 2022 está programado que el subsidio eléctrico a los hogares mexicanos sea por una friolera de 73 mil millones de pesos. Para que observemos la cantidad que representa el subsidio, aportemos algunas cifras comparables, tales como: mi estado natal Hidalgo, tendrá un presupuesto de egresos de 54,800 millones durante 2022, un estado con casi tres millones de habitantes; la deuda histórica de Tabasco de energía eléctrica (la energía eléctrica sque se dejó de pagar en 1995 en ese estado, ya que en esos años AMLO dijo a los ciudadanos de Tabasco que dejaran de pagar la luz como una muestra de resistencia valiente) asciende a 11,000 millones hasta 2020; el presupuesto de la federación para 2022 será de poco más de 7 billones de pesos, por lo que el subsidio representa en el presupuesto apenas el 0.01%.
Ergo, si diminuyera el precio de la energía eléctrica, 1) el Estado podría dejar de subsidiar los recibos de luz y destinar 3,500 millones de dólares a otros rubros, 2) CFE podría elevar sus costos de transmisión sin afectar en demasía los bolsillos de los contribuyentes y crear en la empresa “productiva” del estado un superávit ficticio. Al menos ya no tendría perdidas. 3) Se podría utilizar ese dinero en inversiones de infraestructura, tal como el nuevo AIFA, el cual tuvo un costo presupuestado de 75 mil millones, aunque los datos muestran que hasta el momento el costo se ha elevado a los 116 mil millones. 4) Se podrían utilizar esos 3,500 millones de dólares anuales en la construcción de la nueva refinería de Dos Bocas, la cuál tiene un costo presupuestado de 8,000 millones de dólares, aunque de espera que llegue a costar unos 14,000 millones de dólares una vez terminada. 5) Se podrían construir 350km de Vías Férreas de Alta Velocidad con estándares europeos, sin incluir material rodante. (Se tiene estimado el costo de 10 millones de dólares por kilómetro en zonas sin orografía complicada.) Esto quiere decir, ejemplificando la distancia, una línea de tren de Tula, Hidalgo a San Luis Potosí, S.L.P. 5) Podríamos agregar 4 Gigawatts de energía termosolar, (bajo el estimado de una planta de 800 Megawatts de potencia a un costo de 700 millones de dólares como las construidas en Marruecos, un país comparable a México en términos de costos,) usando energía solar para crear energía eléctrica y que no solamente provee de energía durante el día, sino también por la noche con energía guardada en una caldera rodeada de paredes de sal.
Tercero, México tiene acordado mediante el acuerdo de París que para 2024 la generación de electricidad del país vía energías renovables será de al menos 35% para evitar que el globo aumente en 2ºC su temperatura promedio; todo esto se antoja difícil mediante las intervenciones de la administración federal en el mercado eléctrico mexicano, lo cuál ha regresado al país a hace dos décadas en lo que se refiere a la producción, distribución, consumo y compra de energía eléctrica; aunque la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha dado un revés a la modificación propuesta a la Ley de la Industria Eléctrica, al parecer la federación intenta hacer pasar esta ley por la fuerza y cueste las demandas en el T-MEC que cuesten.
Finalmente, uno de los temas más importantes para el cambio en la Industria Eléctrica es la Salud: yo, como Hidalguense, me siento muy apenado por la generación de combustoleo en la planta de Tula y su uso para producir electricidad. Hemos creado una de las máquinas de cáncer más eficientes que haya tenido la nación, una tan insoportable que incluso los fumadores la aborrecemos.