
POR MICH PONCE
El uso de dispositivos electrónicos e inteligencia artificial en nuestros días, predomina, sigue expandiéndose y evolucionando conforme avanza el tiempo. La innovación continúa a pasos agigantados y nuestra experiencia cada vez es más sencilla de ejecutar y de manipular. Mucho de lo que menciono está al alcance de unos cuantos clics, sin embargo, hay quienes podrían verse afectados con este despliegue de tecnología. Ese crecimiento del que hemos sido parte es imprescindible y pocas veces reflexionamos en los efectos que se podrían derivar a corto, mediano o largo plazo. Todos esos aparatos con los que contamos en nuestros hogares o lugares que frecuentamos están disponibles para todas las personas sin ninguna distinción.
Hay dispositivos de todo tipo: tablets, smartphones, videojuegos, smart TVs, juegos portáltiles, entre muchos otros. Estas herramientas son cada vez más frecuentes en nuestra vida cotidiana, pero, ¿qué tipo regulación o educación existe para las madres y padres de las niñas y niños expuestos a estos artículos? Hace unas décadas la televisión era el único aparato electrónico que estaba asociado a efectos negativos. Hoy en día podríamos enlistar muchos otros más. Desde el nacimiento hasta los dos primeros años, el cerebro de niñas y niños triplica su tamaño y continúa en ese estado de rápido desarrollo hasta los 21 años. Estímulos que están a nuestro alrededor son clave para el desarrollo a esa temprana edad.
Para cualquier adulto que tiene relación con las y los infantes se nos podría hacer de lo más normal prestarle alguno de nuestros dispositivos para que se entretengan y nos puedan permitir realizar nuestras actividades. Esto podría tener un efecto negativo principalmente por el uso prolongado. Los perjudicamos física y emocionalmente que pueden repercutir en su crecimiento. Diferentes consecuencias se pueden presentar, por ejemplo: falta de atención y de rendimiento cognitivo. Esto quiere decir o hace referencia a las habilidades y capacidades que tienen sus cerebros para trabajar y funcionar con la información que va recibiendo a través de los cinco sentidos, déficit de atención el cual es un trastorno crónico caracterizado por la dificultad para prestar atención. Pueden presentar hiperactividad o impulsivilidad, aprendizaje disociado. Es decir, estar en un estado de desconexión entre la mente y el cuerpo cuando sus pensamientos, memoria y la percepción de su propia identidad toma caminos diferentes en su cerebro, provoca que sus sentimientos y acciones parezcan no provenir de sí mismos durante ese lapso. En este estado pueden llegar a sentir que su cuerpo es conducido en automático mientras que su subconsciente está en otra parte.
Los pediatras consideran que el uso prolongado de las pantallas genera que las niñas y niños sean más pasivos y en paralelo al tener menor contacto físico con otras personas. Eso puede repercutir en el desarrollo saludable de su motricidad o también puede afectar su sueño por el brillo incrementado, emisiones de radiofrecuencia, sonido, entre otras cosas. Consideran también evitar las pantallas antes de los 3 años, no usar consolas de juegos portátiles antes de los 6 años e internet solo bajo la supervisión de madres y padres o maestras y maestros antes de los 9 años.
Lo anterior es una recomendación, habrá personas que consideren que el uso de este tipo de tecnología puede ser apta desde temprana edad utilizada para fines creativos y didácticos. Otros que es muy pronto para que se utilicen estos aparatos. Cada quien tendrá su opinión, pero lo importante es que no sean nuestro único centro de “diversión”. Hay que estar conscientes de que los dispositivos electrónicos no son o no deberían ser objetos para desaparecer de nuestra realidad y permanezcamos pegados a pantallas y seguir una serie de clics para crear “emociones digitales”. En primer lugar para nosotros los adultos y en segundo es el uso para con las y los niños que viven en nuestro hogar. Puede que dicha tecnología nos ahorra tiempo y esfuerzo pero detengámonos a pensar que quizá es un mal hábito bastante recurrido que puede problemas mayúsculos en las y los pequeños a lo largo de sus vidas. Lo mejor será practicar diferentes actividades dinámicas, que involucren esfuerzo mental y estimule el desarrollo saludable y pleno para ellas y ellos. Al final de esto y como en muchos aspectos es posible de hacer y acceder a todo pero con medida.