
Por Ernesto Palma Frías
Un enfoque novedoso sobre cómo enfrentar los desafíos de una realidad que se torna más complicada cada día y que nos puede arrastrar como una ola hacia la desesperación y el sufrimiento, es la alternativa de tomar conciencia del aquí y ahora yasumir la responsabilidad de nuestras acciones y pensamientos, justo en el momento en que surgen. Es un recurso científicamente comprobado y utilizado como herramienta terapéutica y de manejo del estrés en el Mindfulness y su aplicación en los ámbitos de la educación, la salud, la rehabilitación y la prevención de conductas disruptivas, como la violencia, la discriminación o el rechazo a la diversidad.
Gracias a la neurociencia hoy podemos saber con certeza que las personas que están en un estado profundamente negativo, que se sienten realmente muy mal, crean una realidad como reflejo de la forma en que se sienten. Están empeñados en destruir la naturaleza y el planeta que los sostiene. Lamentablemente algunos seres humanos son una especie peligrosamente demente y muy enferma. Eso no es un juicio, es un hecho.
Toda la negatividad es causada por una acumulación de tiempo psicológico y por la negación del presente. La incomodidad, la ansiedad, el estrés, la preocupación —todas las formas del miedo— son causadas por exceso de futuro y poca conciencia del aquí y ahora. La culpa, las lamentaciones, el resentimiento, las quejas, la tristeza, la amargura y todas las formas de falta de perdón, son causadas por exceso de pasado y falta de presencia en el aquí y ahora.
Muchas personas usan el alcohol, las drogas, el sexo, la comida, el trabajo, la televisión o incluso el ir de compras como anestésicos, en un intento inconsciente por suprimir la incomodidad básica que les provoca el presente.
La resistencia al aquí y ahora como disfunción colectiva está intrínsecamente conectada con la pérdida de conciencia de ser y constituye la base de nuestra deshumanizada civilización industrial. Freud, a propósito, también reconoció la existencia de esta corriente subterránea de desasosiego y escribió sobre ella en su libro El Malestar en la cultura, pero no reconoció la verdadera raíz del desasosiego y no se dio cuenta de que es posible liberarse de él. Esta disfunción colectiva ha creado una civilización muy infeliz y extraordinariamente violenta que se ha convertido en una amenaza, no sólo para sí misma sino también para toda forma de vida sobre el planeta.
Los maestros espirituales de todas las tradiciones han señalado al aquí y ahora como la llave de entrada a la dimensión espiritual. A pesar de ello, parece haber permanecido como un secreto. Ciertamente no se enseña en las iglesias y los templos. Si usted va a una iglesia, puede escuchar lecturas de los Evangelios tales como “No se preocupen por el día de mañana, porque cada día trae sus preocupaciones” o “Nadie que pone sus manos en el arado y mira hacia atrás está listo para el Reino de los Cielos”. O puede oír el pasaje sobre la belleza de las flores que no se preocupan por el mañana, sino que viven tranquilas en el ahora sin tiempo y Dios provee abundantemente para ellas.
La profundidad y la naturaleza radical de estas enseñanzas no son reconocidas. Nadie parece darse cuenta de que fueron dichas para ser vividas y para generar una profunda transformación interior.
Toda la esencia del Zen consiste en caminar por el filo de la navaja del aquí y ahora, en estar tan absolutamente, tan completamente presente, que ningún problema, ningún sufrimiento, nada que no sea quién es usted en su esencia, pueda sobrevivir en usted. En el ahora, en la ausencia del tiempo, todos sus problemas se disuelven. El sufrimiento necesita del tiempo: no puede sobrevivir en el aquí y ahora.
Para alcanzar el poder que le dará vivir en el aquí y ahora, no es necesario que se pierda en interminables lecturas sobre filosofías orientales o que dedique demasiado tiempo al estudio científico de cómo nuestro cerebro reelabora la realidad a partir de nuestros pensamientos y hábitos. Aquí le comparto algunas recomendaciones universales, para que pueda iniciar un cambio fundamental en su forma de interpretar la realidad, con un nuevo enfoque que le otorgará mayor control sobre sus emociones y la forma en la que se relaciona con los demás.
1.- Convierta en un hábito monitorear su estado mental-emocional por medio de la observación de sí mismo: “¿Estoy tranquilo en este momento?”. O puede preguntarse: “¿Qué está ocurriendo en mí en este momento?” Esté al menos tan interesado en lo que pasa en su interior como en lo que ocurre fuera. Si su interior está bien, lo exterior estará en orden. La realidad primaria está dentro, la secundaria fuera. Pero no conteste estas preguntas inmediatamente. Dirija su atención hacia adentro. Eche una mirada a su interior. ¿Qué clase de pensamientos está produciendo su mente?
¿Qué siente? Dirija su atención hacia el cuerpo. ¿Hay alguna tensión? En cuanto detecte que hay un poco de desasosiego, una estática de fondo, observe en qué forma está evitando, resistiéndose o negando la vida, al negar el aquí y ahora.
2.- Esté presente como el observador de su mente, de sus pensamientos y emociones así como de sus reacciones en las distintas situaciones. Esté al menos interesado en sus reacciones así como en la situación o la persona que lo hace reaccionar. Fíjese también en la frecuencia con la que su atención está en el pasado o en el futuro. No juzgue o analice lo que observa. Observe el pensamiento, sienta la emoción, observe la reacción. No los convierta en un problema personal. Sentirá entonces algo más poderoso que cualquiera de las cosas que observa: la presencia tranquila. En el momento en que usted se da cuenta de que no está presente, usted está en el aquí y ahora. Siempre que es capaz de observar su mente, deja de estar atrapado en ella. Ha entrado otro factor, algo que no es de la mente: la presencia testigo.
3.- Vea si puede sorprenderse a sí mismo lamentándose, de palabra o de pensamiento, de una situación en la que se encuentra, de lo que los demás hacen o dicen, de lo que lo rodea, de su situación vital, o incluso del tiempo. Quejarse es siempre falta de aceptación de lo que es. Invariablemente lleva una carga negativa inconsciente. Cuando se queja, se convierte en una víctima. Cuando se explica, está en posesión de su poder. Así que cambie la situación actuando o hablando claro si es necesario o posible; salga de la situación o acéptela. Algunas personas preferirían estar siempre en otro lugar. Su aquí y ahora nunca es satisfactorio. Por medio de la observación de sí mismo, descubra si es el caso en su vida. Recuerde: Nunca nada ocurrió en el pasado, ocurrió en el ahora. El futuro es un ahora imaginado, una proyección de la mente. Cuando llega el futuro, llega como el ahora. Cuando usted piensa en el futuro, lo hace ahora. El pasado y el futuro no tienen realidad propia.
4.- Dondequiera que esté, esté plenamente allí. Si encuentra su aquí y ahora intolerable y lo hace infeliz, tiene tres opciones: apártese de la situación, cámbiela o acéptela totalmente. Si quiere tomar la responsabilidad de su vida, debe escoger una de esas tres opciones y debe elegir ahora. Muera al pasado en cada momento. Usted no lo necesita. Refiérase a él sólo cuando sea absolutamente relevante para el presente.
Así que es esencial traer más conciencia a su vida en las situaciones ordinarias cuando todo transcurre con relativa facilidad. De esta forma, usted crece en el poder de vivir en el aquí y ahora.
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