Marruecos en Qatar

Según la Biblia, Jesús alude a sí mismo cuando da cuenta que los pobladores de la zona en la que él predicaba no creían que él fuese el enviado de Dios, cuando dice: “De verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su propia tierra”.

En nuestros tiempos retomamos el versículo para utilizarlo con frecuencia, reducido en el refrán “Nadie es profeta en su tierra”, cuando queremos justificar el éxito o buenaventura de una persona fuera de su lugar de nacimiento.

La victoria de Marruecos sobre España en la serie de tiros de penal tuvo como rúbrica la definición a cargo de Achraf Hakimi, que firmó la eliminación ibérica. Un jugador que nació en Madrid y se hizo futbolista en Madrid terminó por finiquitar la ilusión española en el mundial de Qatar.

En el otro cruce de la jornada, Portugal acabó con la vida mundialista de Suiza con media docena de goles. Aquí viene lo interesante.

La característica que comparten los vencedores del cierre de octavos de final, lusos y africanos, es que sus alineaciones titulares son formaciones mayoritariamente compuestas por profetas fuera de su tierra.

Portugal alineó con 5 jugadores que no nacieron en Portugal: Diogo Costa lo hizo en Suiza, Pepe y Otávio en Brasil, Guerreiro en Francia y Carvalho fue engendrado en Angola.

En el equipo marroquí la lista es de nueve: Bono y Hakimi de Canadá y España respectivamente; Amrabat, Mazraoui y Ziyech nacieron en Países Bajos, Saïs y Boufal en Francia, Amallah en Bélgica y Cheddira en Italia.

Los perdedores, peninsulares y helvéticos, solo alinearon a dos futbolistas nacidos fuera de sus territorios, los casos de Ansu Fati y Laporte por España así como Embolo y Shaqiri por Suiza.

Marruecos reemplazó a su Director Técnico el 31 de agosto de 2022, menos de tres meses previos al inicio del mundial, el puesto del bosnio Vahid Halilhodžić fue tomado por Walid Regragui, de nacionalidad francesa.

A partir de una ejecución futbolística práctica y efectiva, Marruecos ganó su grupo para después echar a España con gala de intensidad y efectividad en el momento preciso. Ahora están entre las ocho mejores selecciones del mundial.

Con sus figuras nacidas en suelo ajeno, además de cumplir el adagio bíblico, Marruecos ha roto con las máximas del futbol contemporáneo, esos dogmas que parecían establecer el camino ideal de los equipos dominantes.

La posesión, el traslado o la precisión en el toque pueden ser superados por la intensidad, la contundencia y ¡oh sorpresa! por la serenidad dentro de la cancha. En otras palabras, Marruecos aleccionó a España, una España a la que nada sirvieron siete goles contra Costa Rica y mucho menos la engreída posesión de la pelota.

Marruecos no es sorpresa, Marruecos es la magnífica muestra de que, en el futbol como en la vida, nada es garantía de nada.

Por Arturo Santillán

Formado periodista.

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